Estamos ante el segundo largometraje de ficción del director catalán, gerundense por más señas, Robert Bellsolà, que debutó con la comedia...

Título:	DOS A LA CARTA
Tit. Orig.:	DOS A LA CARTA
Nacionalidad:	ESPAÑA, 2013
Dirección:	ROBERT BELLSOLÁ
Guión:	MANEL CASABÓ, ROBERT BELLSOLÁ
Fotografía:	MARTÍN GONZÁLEZ DAMONTE
Música	XURXO NÚÑEZ
Interpretes:	ADRIÁ COLLADO, ANDONI AGIRREGOMEZKORTA, CAROLINA BANG, MELANIE OLIVARES, MARCEL TOMÁS, SERGI LÓPEZ, HELENA PLA, MIQUI PUIG, MARTHA CARBONELL
Censura:	AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Duración:	88 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

   Estamos ante el segundo largometraje de ficción del director catalán, gerundense por más señas, Robert Bellsolà, que debutó con la comedia 'Passi el que passi' (Pase el que pase) (2011), una producción catalana, rodada sin subvención de la Generalitá, que presumía así de ser una película independiente, que nos da la impresión de que a lo más habrá llegado a los cines catalanes.
 Con 'Dos a la carta' (2013) vuelve a la comedia, con la que no ha sucedido lo mismo, ya que rodada en catalán, suponemos que para tener apoyo económico de la Generalitá, pero se ha doblado posteriormente al castellano.
 Se trata de una comedia de enredos familiares inclasificable tan ligera y sosa como olvidable, que ni siquiera la crítica catalana la ha defendido, como suele suceder con sus producciones.
 Oscar es un broker que trabaja en Barcelona, cuya esposa, Belén, vive por encima de sus posibilidades y sueña con tener una casa en la Toscana italiana lo que hace que éste se endeude cada vez más y para colmo hace una operación financiera de millones con unos rumanos que le sale mal.
 Dani es un bobo trabajador que ejerce de camarero de un restaurante de pueblo que constantemente está cometiendo auténticos desastres, cuyo dueño antes de morir les descubre que son hermanos, debido a una aventura que tuvo con una amante, y que deben afrontar junto la gestión de Can Pitu, el ruinoso restaurante, perdido en medio del campo en el Empordà.
 Perseguido por los rumanos ahora también debe salir del empeño de cargar con el tonto de su hermano y para ello trata de vender el restaurante.
 A la hora de hacer una comedia es imprescindible tener un buen guion con situaciones divertidas y si además se tiene a unos actores que estén acostumbrados a actuar en el género que aporten también algo de su cosecha, todo saldrá a pedir de boca, pero de no ser así la producción va seguro al desastre.
 En este caso el director confiesa haberlo pasado muy bien escribiendo el guion con Manel Casabó, pero eso no basta si esa diversión no se ve reflejada después en la realización de esas situaciones divertidas en la pantalla para que el espectador pueda disfrutarlas también, algo que no ocurre en esta ocasión, ya que ha resultado un film sin ritmo, con un desarrollo predecible, con algunos gags de brocha gorda y sin muchas pretensiones.
 Es una cinta bastante floja, con apenas situaciones que tengan una pizca de gracia a la que se le da una solución final fácil y poco creíble, a pesar de que se trate de una comedia, con el contraste de dos mundos, el urbanitas de donde sale el pequeño suspense, la angustia y el estrés de las situaciones y el rural del que se puede desprender la posible felicidad de una vida idílica y tranquila en el campo que termina por descubrir Oscar en compañía de Yoli, una nativa echada para adelante, con la que tiene un romance, que resulta el mejor personaje, el más alegre y divertido de todo el reparto, encarnado por Melanie Olivares. No se le saca a Andoni Agirregomezkorta el humor que suele tener en el programa televisivo vasco 'Vaya semanita'.